Teorías conspiratorias
16 diciembre, 2023

La fecha insalvable

 

 

Hoy se da el banderazo de salida para entregar el aguinaldo a los policías que se relamen los bigotes en los retenes, es decir, arrancan las posadas navideñas. Aunque, en teoría, estas festividades tienen la noble intención de conmemorar el peregrinaje de María y José desde su partida de Nazaret hasta Belén, donde ansiosamente buscaban un refugio para dar la bienvenida al nacimiento de su hijo Jesús.

Con la naturalidad que nos caracteriza en este país, hemos logrado malinterpretar todo, o, para ver el vaso medio lleno, lo hemos resignificado. Los conductores más osados niegan el aguinaldo a la justicia para pasar la noche en el “Torito” y así emular las condiciones precarias del nacimiento del niño Dios en un pesebre rodeado de animales.

Pero no nos apresuremos al desenlace de las posadas. Empecemos desde el principio. “Oficialmente”, estas festividades se extienden a lo largo de nueve días, del 16 al 24 de diciembre, aunque todos sabemos que eso es una flagrante mentira. Lo sabemos porque la posada más añorada ya ha ocurrido: la de la oficina.

Esta celebración no guarda ninguna relación con los pasajes bíblicos, sin embargo, siempre arroja resultados épicos, situando al dueño de la empresa en una posición semejante a la de un emperador romano que reparte pan (o, en este caso, electrodomésticos) en medio del circo (la fiesta).

Los invitados, o sea, los asalariados, perciben en ella la única oportunidad del año para demostrar quiénes son realmente y cuál es su valía dentro de la compañía que apenas logra concederles un mísero aguinaldo. Por este motivo, beben y beben, y vuelven a beber con la intención de que sus palabras fluyan prístinas e hipnóticas en los oídos de su jefe, quien, por más esfuerzos que haga, no logra descifrar los balbuceos del borracho de turno.

Y qué conveniente, de lo contrario, el dueño se vería privado de la fuerza laboral necesaria para afrontar otro año repleto de recesiones, inflaciones y caídas en la bolsa, hasta llegar una vez más al día insalvable más esperado por sus empleados: la posada navideña.

 

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