Teorías conspiratorias
15 noviembre, 2023

El miedo está en la cabeza

 

 

Ignoro cuál sea el mayor miedo en las mujeres, pero en los hombres, sin debate, es quedarse calvo.

En un bochornoso intento por evadir esta realidad, impusimos a personas con alopecia como sex symbols. El abanderado de esta inútil cruzada fue Jason Statham. Y es inútil porque el señor Statham tiene tanta personalidad, es tan bueno para repartir karatazos y es tan endiabladamente guapo que es capaz de trastabillar la heterosexualidad de cualquier macho alfa.

En pocas palabras: Jason podría tener más serpientes venenosas que Medusa en la cabeza y aún así todos lo seguiríamos viendo perfecto.

No así (aunque parecido) es el caso de Bruce Willis, La Roca, Vin Diesel y otros calvos menos insignes. A ellos se les pasa por alto la calvicie debido a la perfección de sus cráneos. Son tan simétricos que incluso cuando son cubiertos con pelucas pierden su encanto natural.

Dicho esto, los hombres nos aferramos a estas estrellas de Hollywood como DiCaprio a un trozo del Titanic en alta mar (y ya sabemos cual fue su final).

Si no lo creen, vean el tubérculo que cargamos sobre el cuello al rapar las últimas hebras de pelo con la esperanza de encontrar al otro lado del espejo a Zinedine Zidane.

Las cosas hay que decirlas como son: ser calvo es una discapacidad. Y esto no es ajeno a quienes controlan el mundo. Tan lo sabía la Reina Isabel II que por eso se aferró con más enjundia que el conde Drácula a la vida para no dejar su reino a merced de una descendencia de débiles capilares; y lo mismo le ocurrirá a Carlos III con Guillermo (el más discapacitado de todos, y sucesor al trono).

Sin embargo, no todo está perdido. Tenemos a la ciencia de nuestro lado, que en vez de inventar pastillas para que nos crezca pelo como “Pelón pelo rico”, nos certifica más fogosos en la cama que la gente con pelo debido a nuestro exceso de testosterona (aunque no haya con quien desfogar esa fogosidad).

En conclusión. Si a los hombres nos ofrecieran la hipotética opción de elegir entre la cura del cáncer de colon o la calvicie, la respuesta se vería inmediatamente reflejada en las cuentas bancarias de todas las peluquerías.

 

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