Sucio capitalista
22 noviembre, 2023

El destino es una coincidencia

 

 

Antes de la era de los celulares inteligentes cargábamos libros para matar el tiempo. Corría el año 2007 y me habían invitado a un evento de escritores de tercera división. Entre manos llevaba una novela de mi héroe literario mientras esperaba el anuncio del vuelo de regreso a casa.  Al apartar los ojos del libro para mirar la pizarra del aeropuerto, mezclado entre la multitud que iba y venía arrastrando maletas, estaba él, recargado en una columna, a solo 10 metros de mí, vestido como en la solapa de sus best-sellers.

Abro con esta anécdota porque creo que el destino es una coincidencia, tal como la historia que relataré a continuación.

En 1975 nace una bebé a la que sus padres deciden bautizar con un extrañísimo nombre que en guaraní significa nariz de piedra. Al crecer muestra pericia en el arte histriónico y aparece en una serie televisiva de suspenso y telenovelas juveniles, pero no es hasta cumplir los veinte años cuando su carrera toma relevancia al encarnar a la antagonista de la estrella más famosa del momento.

Sin embargo, tuvo que pasar la primera década del nuevo milenio para que la actriz nariz de piedra logre convertirse en un ícono en toda Latinoamérica gracias a la aparición de algo llamado memes.

Uno de estos (de los más virales) se creó en la oficina donde ahora mismo escribo. Luego se transformó en una playera. Misma que compraron decenas de personas, y una de ellas, un día cualquiera, decidió usarla entre un montón que tenía en su guardarropa. Al salir a la calle, para su sorpresa (y no solo de ella) se topó de frente con la inmortal nariz de piedra.

 

 

 

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