No hay pudor
8 noviembre, 2023

Podcast para todos

 

 

Amamos nuestra propia voz, no nos engañemos. Al sintonizar “Siempre en Domingo”, en realidad, lo que anhelábamos era vernos a nosotros mismos delante de un micrófono cantando a todo pulmón, y no fue hasta que abrieron karaokes en cada esquina como OXXOS cuando tuvimos la oportunidad de cristalizar el sueño para pesadilla de los comensales.

Mismo caso con los programas de radio. Nomás la tecnología abrió la ventana para darle voz a todo mundo y todo mundo tiene un podcast. No importa de qué se hable, lo importante es que se escuche nuestra voz (como en la radio).

<<¡Y si hacemos un podcast?>>, emocionados, preguntamos al primer mártir capaz de soportar nuestra chachara infinita, es decir, cualquier amigo.

Más que pregunta es una declaración. Me atrevería en afirmar que la abrumadora mayoría de ustedes tiene un podcast (o ha participado en uno, o está enganchado a alguno). Incluso yo, que debiera ser considerado tartamudo, fui conductor del papá del podcast.

El título era lo más pretencioso posible (“Frecuencia Hertziana”) y consistía en ir a sentarme a una cabina para hacerle el aguante al verdadero showman: un amigo que un día me dijo: <<¡Y si hacemos un programa de radio?>>.

Jamás pregunté cómo consiguió una hora al aire, o si nos pagarían o de qué hablaríamos, simplemente me limité a conducir el coche hasta lo más alto de un cerro, entrar con dificultad a una estación en penumbras y encerrarnos en un cuartito para escupir ideas sin coherencia que alternábamos con una exquisita selección musical escandinava que ni en Escandinavia conocían.

Todo esto ocurrió en la única estación capaz de tolerar semejante agravio para los oídos de sus radioescuchas: Radio Campeche.

O eso creí, por que no fue hasta el punto más álgido de excitación hertziana de mi amigo, al presentarse ante las autoridades de la radio para exigir la inmediata contratación de un espectacular (apareceríamos retratados haciendo cuernos con las manos y sacando la lengua), cuando fue informado que la estación se había mudado de sede años atrás y nosotros llevábamos meses hablando a un micrófono sin ningún escucha del otro lado.

 

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