No hay pudor
11 septiembre, 2016

La apuesta

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Lo terrible de empezar a celebrar aniversarios al lado de una persona, no es la rutina, que te hace ver idénticos los días, uno detrás del otro. Tampoco el espanto de perder el pudor y sorprenderte cagando con la puerta del baño abierta mientras tu mujer cocina en el pasillo de enfrente. O hacer el amor pensando en Scarlett Johansson, para que tu pareja no se deprima y crea que ya no la deseas. Lo peor es el temor a despertar en mitad de la noche y no saber por qué estás compartiendo la cama con el individuo que duerme a tu lado.

—Ayer desperté y me dieron ganas de patearla —me confiesa un amigo, cansado de su matrimonio.

A mí me ocurre también, pero a la inversa. Mi mayor temor es despertar un día en el suelo. Que mientras duermo, Fiera se pregunte por qué demonios está conmigo, qué la llevó a cometer el suicidio de su independencia para empezar a conjugar la palabra futuro con la primera persona del plural. La verdad sea dicha, buen amante no soy. Tampoco tengo dinero en exceso. Aún así, un lustro atrás, apostó todas sus fichas al caballo rengo.

—Nos vamos a vivir juntos —dijo, en imperativo.

No pudo escoger un peor momento. Su salón de belleza apenas cuadraba cuentas para pagar el sueldo de su estilista, yo estaba desempleado y en el ínterin se me reventaron los ligamentos cruzados y los meniscos de la rodilla. Teníamos tres perros que alimentar y con el tino de enfermarse de gravedad cuando no había dinero ni para pagar la renta de una casa microscópica. Cuando íbamos al supermercado, el carrito era una excentricidad, las bolsas de la compra bien podíamos cargarlas con una sola mano. Sin embargo, no hubo día en el que no pudiéramos poner un plato de comida sobre la mesa. Fiera cocinaba guisos en las madrugadas que se multiplicaban por arte de magia. E invertía sus últimos ahorros en imprimir, engargolar y empaquetar los borradores de mis novelas que enviaba a todas las editoriales que no se cansaban de rechazarme. Juntos aprendimos la capacidad del ser humano de sorprenderse cuando las cosas van peor de lo que podían imaginar.

Ahora que cumplimos otro aniversario, en una casa de dos plantas y haciendo el supermercado con el carrito lleno, me levanto en mitad de la noche y reconozco más que nunca al individuo que duerme a mi lado: la mujer que pudo apostar a lo seguro pero prefirió arriesgarlo todo.

 

15 Comments
  1. Responder
    Maru

    Felicidades Rodrigo y Fiera! <3 <3

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Gracias, Maru. Besos de vuelta.

  2. Responder
    Rosamary Rodríguez Piana

    Felicidades a éste par de valientes! Creo que las cosas no funcionan por casualidad y ustedes apostaron a la honestidad, a la excentricidad de tener una relación auténtica, sin poses y sin afán de llenar expectativas ajenas. Los admiro por eso y por la forma en la que se apoyan y complementan.
    Un beso! Los quiero!!!

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Muchas gracias, Rosy. Beso grande. Sabes que se te quiere mucho.

  3. Responder
    Juan Manuel González Ponce

    Muchas felicidades a ambos y más por luchar para perseverar algo tan Hermoso… Así es el amor verdadero… Qué lo disfruten!!

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Gracias mi querido JM, abrazo fuerte.

  4. Responder
    Sofía Ayora

    Me hiciste llorar Rod, felicidades y que siempre se amen y se disfruten. Ese es el amor, compartir ratos buenos y malos y arriésgate con tu testigo de vida. 👏🏻👏🏻👍🏻❤️

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Muchas gracias, Sofi.

      Beso grande.

  5. Responder
    Sergio

    Felicidades!!! Y mucho éxito!!! Vi mi historia en muchos enunciados, tal vez por eso me gusto más. Si algún día sientes la necesidad de tomar historias de tus seguidores sería una gran halago ver la mía contada a tu manera.

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Muchas gracias, Sergio. Y desde luego. Para eso es mi mail. rodrosolis@gmail.com

      Ahí es en donde tengo el honor de que mis dos o tres lectores me escriban.

      Abrazo fuerte.

  6. Responder
    Mechón Alcalá

    No había tenido tiempo de leer este texto. Inspirador, muy bueno ¡Felicidades a los dos!

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Muchas gracias mi querido, Mechón. Abrazo fuerte.

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