Perdone usted si protesto
20 mayo, 2016

Ejes para un subdesarrollo perfecto

pildorita-04

 

El mexicano funciona y reacciona de forma por demás pintoresca para el ojo civilizado de las sociedades. Nos miran mitad con espanto, mitad con fascinación, como quien observa en el National Geographic a los monos saraguatos chillar y columpiarse de los árboles mientras se arrojan miarda los unos a los otros. Este comportamiento primitivo se debe a cuatro ejes que a continuación intentaré explicar.

1. Tiempo: nuestros vecinos del norte, por poner nombre y apellido, son el Conejo Blanco de Alicia en el país de las maravillas. Viven en función de él, lo valoran y respetan porque saben que es una unidad monetaria. Para nosotros, sin embargo, el tiempo es algo relativo, materializado en un reloj de pulsera o de pared cuyas manecillas avanzan mientras se nos enfría el café. Lejos de avergonzarnos, ocurre lo contrario. Cada ciudad del país se jacta en poseer la hora más larga, lo que en el Primer Mundo se conoce por impuntualidad. Agravio hacia el prójimo que los campechanos tomamos con sentido del humor y estatalizamos como “hora campechana”. Es decir, pactar una cita y llegar a ella tan tarde como nos sea humanamente posible.

2. Respeto a la propiedad ajena: lo dijo con palabras más rimbombantes el único Presidente de la República del cual no nos sentimos avergonzados, pero que de igual manera ignoramos. Las entradas de las cocheras, las franjas amarillas en la acera, los lugares destinados a los discapacitados significan el Edén vehicular, cuyos señalamientos prohibitivos son tan seductores como hincarle el diente a una manzana; pero no hay problema, para eso existe el salvoconducto de las luces intermitentes o el infalible: <<nomás tantito>>.

3. Resignación: <<podríamos estar peor>>, frase muy nuestra para sobrellevar la cruda realidad, como en mi caso, que en vez de morir de un derrame de bilis, cargo con un libro a todas partes para que las horas campechanas sean más amenas mientras espero a mis amigos, o en vez de pincharle las llantas al coche ultimo modelo del vecino que ama estacionarse en la entrada de mi cochera, me voy a la computadora a teclear un escrito que a la mañana siguiente aparecerá en su muro de redes sociales (y en el de sus amigos, y en algunos periódicos) para ver si de una vez por todas se le cae la cara de vergüenza.

4. Vergüenza: palabra inexistente en la Real Academia del Tercer Mundo.

 

6 Comments
  1. Responder
    Ralf

    Que bueno que este excelente escrito lo redactaste tu, un mexicano, y no yo, el extranjero indeseable criticón. Cuando he tocado estos delicados temas – delicados porque los lectores se ofenden – en alguno que otro escrito, me amenazan con el Art. 33, y me invitan de manera violenta de regresar a mi ‘puto pais’

    Cambiar estas cosas es posible sin perder nuestra mexicanidad? Está ligado este comportamiento al ‘magic realism’ del que escriben autores famosos? Vendrán los gringos a comprar casas en el centro histórico de Mérida si no fuera así el pais?

    Ahora que estoy pasando unos momentos en Brazil, encuentro exactamente lo mismo.

    Me encantó el artículo, Rodrigo, felicidades.

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Espero sigas ejerciendo tu derecho a exigir que las cosas se hagan de manera correcta. Eres más mexicano que cualquiera. Ojalá más “extranjeros” como tú vinieran a ayudarnos a mejorar este país.
      Un abrazo Ralf, un lujo y un honor tenerte por aquí.

  2. Responder
    Maru

    Excelente ver a mis dos escritores favoritos reunidos. Yo, que no protesto tan bien, aún así les sigo, les leo y les hago coro.

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Y nosotros también te leeremos próximamente con todo el gusto del mundo.

  3. Responder
    Roger

    Rodrigo , leo tus escritos , me agradan , los vuelvo a leer …y tal vez el no valorar el tiempo y perderlo en cosas como, esas venganzas que nunca se llevan a cabo , las desconecciones entre lengua y cerebro , las grandes mentiras apoyadas por muchas familias hasta el fracaso , definitivo , es el numero uno . Que bueno que nomas nombras cuatro . Pero sabemos que son mas . Saludos . P.D. Te invito a ver mi obra en FB , Roger neurogerbad Cano .

    • Responder
      Rodrigo Solís

      Muchas gracias, Roger. Con gusto visitaré tu face. Abrazo.

Responder a Rodrigo Solís Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *